¿Dónde está la fuerza?/ NACHA NEWBALL
Hace unos días, en un
encuentro de mujeres, les hablaba de la empatía, la sororidad y la resiliencia,
temas muy profundos que, en tan poco tiempo, pueden dejarse a medias, tienen
mucha tela por cortar. De pronto, un poco tarde de la hora de inicio, se
presentó una mujer que, en su apariencia física parecía tener secuelas de una
enfermedad cardiovascular, con dificultad hizo su entrada al salón y para que
se integrara a la actividad yo caminé un poco a prisa para alcanzarla y darle
la bienvenida.
Pasaron unos minutos y en un
momento les leí una frase motivadora: “nadie es más fuerte que una mujer que se
ha reconstruido a sí misma”, indicando con esto que, cada momento vivido es una
enseñanza que nos permite caminar con mayor fuerza sin soltar la esperanza.
Todas tenían los ojos brincando de emoción por cada historia vivida en el recorrido
de sus días. Pregunté si alguien quería intervenir para concluir y esta mujer
en apariencia frágil y algo limitada para hablar y moverse pidió la palabra. No
me sorprendí, al contrario, me acerqué con emoción para escuchar su participación.
No pude entender en principio
su nombre, al final, después de varios gritos de la audiencia pude interpretar
por ella misma su nombre, me sobrecogió la potencia de ese nombre frente al
cristal que creía estaba frente a mí. Berlín, así es su nombre, se dirigió a
todas las mujeres del lugar, mirándolas a los ojos, les dijo algo que me dejó
sin palabras, “tengo un ala, mi brazo derecho me sirve poco, aun así, soy
una guerrera inquebrantable de la vida y aquí estoy, soy líder de mi comunidad,
tengo muchas cosas todavía que vivir y sigo adelante, esto… no me detiene”. Con
lágrimas en los ojos, terminó.
La abracé para manifestarle mi
gratitud, me conmoví por sus palabras y aunque sus heridas son evidentes
físicamente, la fuerza de sus palabras y la capacidad para seguir guerreando la
vida me dio una gran lección.
¿Dónde está la fuerza? Evidente,
está dentro de ti.
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