EL CORAZON RIE Y LLORA/ NACHA NEWBALL JIMENEZ
Es el primer día de un nuevo
mes, el mes más esperado del año, su especial ambiente en el que se respira
paz, amor y tranquilidad, lo hermosean las luces de la ciudad, la música y la
comida. Es época de dar y recibir, es momento de ver con precisión lo que es el
amor, ese que a veces es esquivo y que queremos atajar.
Diciembre, trae consigo brisas
de nostalgia, el cúmulo de tristeza y melancolía originario del recuerdo de las
sensibles pérdidas y despedidas en el transcurso del calendario, recuerdos que
de forma inminente hacen bailar el alma y al cerrar los ojos se retorna al momento
de la despedida o del tiempo mejor vivido; las lágrimas con prontitud hacen su
arribo, acarician las mejillas enjugando en interior de cada ser, tratan de
aliviar las cargas. A flor de piel las emociones van y vienen, se convierten en
un transitar de sonrisas y llantos imposibles de detener.
Vivir la navidad, es palpar la
expectativa de un nacimiento, es gestar la alegría y ver la luz de una nueva
vida, es sentir el aroma de esperanza, es percibir el aprendizaje del paso del
tiempo y con ello lograr interiorizar que, somos aves de paso que no pueden
evadir ni la vida ni la muerte al encuentro de los años.
En este primer día de ese mes,
y con él, el gozo del viaje en que se convierten las emociones que, son trenes
locos, chocan entre sí. El corazón ríe y llora.
Llega el encuentro familiar,
se vuelve inevitable percibir las ausencias de aquellos que han partido, imposible
no hacer una evaluación de lo sucedido en un año que trajo altos y bajos,
mientras la música anima, la comida invita y los abrazos son el soporte físico para
seguir adelante.
En el mar de la nostalgia, la
alegría combate contra la corriente y quiere vencer, depende de la disposición voluntaria
para que esto ocurra, ha sido un año de muchas despedidas y al hacer el
recuento de lo vivido quizá no haya motivos, la vida sigue.
¡Vive, goza y, sobre todo, disfruta
de la armonía de la melodía que trae la navidad! Hoy es el día de vivir y, hay
que hacerlo. ¡Vive!
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