MI MAESTRO, EL DOLOR/ NACHA NEWBALL

 

MI MAESTRO

Quien sabe de dolor, todo lo sabe. Dante Alighieri.

 

El dolor, es la experiencia emocional y sensorial desagradable que todos hemos sentido, al menos una vez en la vida. es tan subjetivo que, la ciencia ha determinado un umbral para caracterizar la calificación de alto o bajo, de acuerdo a su tolerancia, para unos puede ser un simple dolor, ejemplo cólico, para otros se convierte en un dolor agudo incapacitante que puede llevarlos a la cama o al hospital.

Los tipos de dolor se pueden poner en dos grupos fundamentales, emocional o sensorial, de origen físico o emocional, acongojan y hacen que se produzca una reacción a la manera de cada cual, algunos pueden superar el dolor muy rápido y otros no. Lo que para unos puede ser un simple dolor de cabeza, para otros es una terrible migraña.

Juzgar el manejo del dolor o su intensidad en cada caso, sea cual fuere la causa, es coartar la posibilidad de expresar de manera libre lo que siente un individuo en su momento, la diferencia con la que se afronta cada situación es la razón más válida por la cual no se debe juzgar como se asume un dolor.

Al no tener la experiencia vivida o al manejarla de manera diferente, pues cada uno reacciona de manera individual, no nos da el derecho a juzgar, promover el señalamiento o criticar la respuesta al dolor. Un caso muy común es el que ocurre ante un duelo por perdida de un familiar cercano, es posible que quienes han pasado por una situación similar entiendan el llanto, la congoja o la tristeza mientras otros, se acercan a tu oído y te digan no llores más…

La empatía es una herramienta fundamental para saber que la expresión de las emociones es diversa y que cada uno de acuerdo a su estructura psíquica y física tolera o no un dolor, es sensible, insensible o indiferente, pero las lágrimas pueden salir en la tristeza o en la alegría y el duelo puede traer lágrimas y sonrisas, de manera paradójica. Piensen en ese momento de intensa tristeza en el cual soltaron una carcajada.  

Juzgar o criticar es pasar el límite del respeto hacia la reacción ajena. Mantener la mente abierta a guardar silencio para acompañar con un simple abrazo puede ser el más valioso regalo.

Dejo esta frase de Concepción Arenal, “El dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro”. Particularmente, el dolor se ha convertido en una inspiración.





 

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