VACÍA ¡LA QUIERO VACÍA!

 


 

Hace unos días recibí de una gran amiga una imagen con esta pregunta:

 

Si alguien te regalara una caja con todo lo que has perdido en la vida ¡qué sería lo primero que buscarías?

 

No lo pensé dos veces, lo confieso, enseguida vino a mi recuerdo un objeto de gran valor sentimental para la familia que, en mi custodia se extravió, sin dudarlo dije:

 

-         ¡La joya perdida!  

 

Pensé en el momento que le informé a mi mamá sobre el suceso y todas las consecuencias que pasé por el descuido, pensé en el regaño y lo que aprendí del evento. Claro, aprendí a ser más cuidadosa con las cosas que tienen un valor, no númerico, sino aquellas que significan mucho para mi y para la familia, aquellas que son objeto de un cuidado, lugar y blindaje  especial, entendí en aquella circunstancia que las cosas que vienen de generación en generación tienen un lugar importante y que ante un mínimo descuido hay una ruptura y un señalamiento en el que es inevitable sentir culpa.

 

Ante mi respuesta y la carcajada de mi amiga cuando me puso contra la pared diciendo:

 

-        Al recuperar esta joya, ¿Estas conciente qué quieres traer con ella todo aquel momento?

 

Yo me frené un poco y mi respuesta fue inmediata:

 

-        ¡No! Nunca quisiera volver a aquel momento.

 

Y al mismo tiempo, mi amiga y yo nos respondimos lo mismo:

 

-        ¿Para qué?

 

Volver al pasado para tomar algo perdido y ponerlo en el presente es crear un caos interno que no se subsana, porque,  lo que se debía  aprender ya se aprendió y lo que tenía que pasar ya hace parte del  pasado, queda en el interior lo que hemos tenido como experiencia vivida y lo que se ha superado. Poner en el presente algo que ya ha causado un aprendizaje es sacarlo del contexto y volver a vivir de manera diferente lo que ya se puso en la escena de los hechos.

 

Esto vale para las personas, yo no imagino revivir a una persona por la que ya hice un duelo, sería esperar que al partir nuevamente deba asumir esta perdida, llorar, sufrir y exponer las emociones hacia lo ya vivido es quizá asumir un riesgo que no es necesario. Lo pasado queda ahí y se recuerda para aprender de las historias y construir nuestro ser hacia ser mas fuertes y mejores personas.

 

Todo pasa por una buena razón, mi caja de cosas del pasado, esta vacía de mucho y llena de todo lo que me ha dejado el paso de los años. Las perdidas me han hecho ganar infinito. 


¡Quiero mi caja vacía!




Comentarios

Excelente texto, querida Nacha. Precisamente en estas fechas donde muchos añoramos épocas pasadas,momentos, y personas que ya no están; es aprender que cada día se decanta, hay que asumir lo vivido, con todo lo que eso implique: la alegría, el dolor, la decepción. Tenemos un nuevo día para seguir construyendo nos.
Gracias por este texto, necesitaba recordar que no está bien aferrarnos al pasado.
Anónimo dijo…
Excelente reflexión, aunque yo no pensaría en una cosa, un objeto en sí, sino en una persona, mi abuelita materna, mil y mil veces la regresaría y la seguiría consintiendo como siempre, pero la vida es así y hay que asumirla, seguir adelante siempre, superando todas las falencias, obstáculos, retos, saliendo airosos de cada uno con positivismo y hacer a un lado lo negativo y doloroso, sin olvidar los aprendizajes que nos deja cada una de éstas experiencias

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