¿AHORA SOMOS MEJORES? / NACHA NEWBALL
La pandemia por el COVID 19 nos puso a pensar la importancia
de la cercanía social, anhelaba cada persona estar cerca de sus amigos,
compartir y asistir a eventos sociales o de cualquier tipo, pensábamos en el
momento que el mundo había sido objeto de una parálisis momentánea en las relaciones
interpersonales, qué de una u otra forma al suspender las medidas de contingencia
empezamos a tomar un ritmo para que nuestra rutina fuera casi igual a la del
pasado. Tantos besos aguantados y abrazos esperados se fueron dando por doquier,
acompañados obviamente del duelo de los ausentes y de tantas cosas que se
fueron en el aislamiento.
Después de un tiempo, ya en post pandemia, con la cercanía
social, me pregunto si ahora que hemos pasado por muchos momentos en los que
estuvimos a prueba somos mejores, la pregunta viene a mi ante la dispersión en
la que encuentro las relaciones que se cultivaron por mucho tiempo y que muchas parece que eran o falsas o no tan
cercanas, otras han sido presas del olvido y otras con profundo dolor debo
escribirlo han sido cercanas a la estafa.
Mientras funcionaban las medidas de distancia social
acudíamos a las redes sociales para manifestar toda suerte de comentarios que
pretendían avivar las cenizas de hogueras que se fueron consumiendo, quizá el
viento tormentoso de la débil economía nos ha conducido a tratar de sobrevivir
engañando o tramando a nuestros amigos cercanos y en algunos casos, hemos ido
dejando una estela de malos sabores en quienes, confiando en nosotros, les
hemos fallado, leal y económicamente.
Puedo contarles ejemplos de mi diario vivir, pero tambien
puedo decirles que ante el desespero de un abrazo o de un hecho cariñoso de
nuestras mas cercanas amistades muchas veces se nos da por hacer tantas cosas
que son incluso inverosímiles que luego de hacerlas y pasar por la pena que nos
dejen en visto en sus chat conocemos la verdad de una manera
abrupta, nos usaron…
Y no es que la pandemia nos haya mejorado o empeorado, las
condiciones actuales son tan agrestes para unos y tan fáciles para otros que en
esos dos extremos se aprende a sobrevivir mintiendo, engañando u ofreciendo
beneficios de cosas que nunca se dan, algunos disfrazados de buenos negocios
que resultan ser pirámides mimetizadas en la rentabilidad que nos hace falta,
otros en cadenas de productos que se adquieren a bajo precio pero la escala de
venta los pone por las nubes y otro la no menos importante “seamos socios”, a
la final, ni la sociedad, ni el socio ni mucho menos el amigo o el familiar.
¿En quiénes nos hemos venido convirtiendo?
Ahí el detalle de hoy, en pensar a quienes les hemos quedado
mal en el afán de mantener una vida ficticia, lejana de la realidad y de la
amistad.
Al final, luego de esta vida sabrosa, en una economía tan
sobrecargada ¿Somos mejores personas?
Comentarios