EL FARO / NACHA NEWBALL JIMENEZ

 

Es un habito perder de vista la luz que se tiene  en el  interior, hasta la apagamos ,  dejando  llevar la mano al botón de off que las críticas y las comparaciones se imponen en el botón de off, sobre todo cuando la misión es ser faro.

Un faro, es en sentido literal, una torre alta situada en las costas y puertos que emite una luz potente a intervalos para orientar de noche a los navegantes, en sentido figurado, se es faro cuando se ejerce  liderazgo, una posición  de dirección o se es punto de referencia por estar a la cabeza en un  entorno laboral, humanamente generar  luz, para dar, recibir y compartir, marcar la pauta y superar la  vulnerabilidad ante las piedras que son lanzadas por ser frutos maduros y apetitosos. En ese sentido, el valor mas grande que ser faro es la valentía como se  asume la crítica y los comentarios que se generan cuando la luz es arrolladora, esto mas que los elogios o reconocimientos es lo más común que se escucha ante el brillo inevitable de una luz propia que se crea ante mucha disciplina y sacrificio.

La crítica es subjetiva, pierde de vista la labor del faro cuando su punto de opinión es sesgado, opaca la bella labor de la luz aun cuando este tiene una u otra circunstancia, si ha enfrentado tormentas, fallas eléctricas o si simplemente luchas  por conseguir que su labor sea exitosa para guiar o dar luz, su objeto es logar que otros no naufraguen.  

Ante la oscuridad en medio de la nada ser faro, es pues, un acto heroico con el cual se pretende sin ser lo esencial dejar una gran marca en aquel navegante que va en su barca. Es un gran desafío, en el que se lucha no solo con los hechos sino tambien con realidades que nos ponen en un contexto de valorar los esfuerzos y construir individualmente los propios momentos que nos energicen la luz propia, esa que da motivos para inspirar y transformar. 

Así como hay faros, hay quienes con su aliento soplan intensamente para apagar la gran luz, mitigar el brillo y desterrar ese halo que se desprende maravillosamente de los seres que lo poseen. De un zarpazo se encuentran en la búsqueda de arrebatar lo construido y se aprovechan de cualquier cosa para opacar y apocopar lo que se tiene, con alevosía y dolo lo hacen, así funciona la vida, en una lógica destructiva que asesina y maltrata a quienes tiene una bella luz propia que es capaz de impactar en su escenario natural y no solo soplan para apagar, traen consigo discursos para mofar a quien brilla, los desdibujan y les tratan de robar o usurpar su lugar, actuando camaleónicamente con colores que a la luz del faro se muestran opacos. 

Ser faro es de aquellos que se blindan de las criticas y superan los soplos clandestinos de alientos viciados, es de los que se combaten contra viento y marea por no dejarse llevar por la falta de energía o por la falta de apoyo, es de valientes que saben que es mejor centrarse en su luz que en la competencia a codazos que la vida ofrece. Quédate siendo luz de un faro que guie a quienes te acompañan en el camino y sé feliz, lo demás la vida  lo va trayendo...  





Comentarios

Victoria Rios dijo…
Se necesitan muchos Faros y estan tan escasos.
La responsabilidad de serlo no se asume hoy en día, da tristeza ver los líderes pisoteando sin verguenza y con ningún sentido social, solo con intereses muy oscuros.
Victoria Rios dijo…
Realmente más que triste es preocupante ver cómo muchos jóvenes están apoyando a esos "Faros" que direccionan hacia el acabose. Que futuro nos espera cuando la dirección es sin valores, ni ética? Me preguntó si aquellos que apoyan a esos Faros lo hacen porque tienen la esperanza de ser parte de la repartición de los botines de ese dinero robado o los apoyan porque ya les deben, ya están comprometidos, son cómplices desde antes?

Si la luz brilla aún en la claridad porque parece
no brillar en esta oscuridad?

Los barcos han partido en dirección errónea, dónde llegarán!

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