Las mujeres no lloran, las mujeres se curan / Nacha Newball Jiménez
"Arráncame que donde me
pongas florezco".
Frida Kahlo.
Con esta frase, que me parece
contundente y que me hace viajar a los momentos más críticos de mi vida, en los
que me he repetido otra frase conocida "tírame a los lobos y me verás liderando la manada", me he puesto a
pensar en que las mujeres de hoy ya no lloran, es cierto, no porque “facturen”
es porque han sido conscientes de su valor y de su compromiso para curar sus
emociones y se convierte en un desafío asumir los temores, angustias, miedos los
cuales no nos llevan al foso profundo y oscuro, por el contrario, nos envían
directo al aprendizaje y al solucionar efectivamente el duelo afectivo que nos
producen nuestras perdidas. Frases que llevan a una sola conclusión: el camino
no es rendirse.
La visión de lo que somos, de
nuestra esencia, de nuestro punto cardinal, es pues, el abono de la tierra
donde nos plantamos, es ese abono diario
de amor propio, autoestima y dominio propio como ejes fundamentales para
florecer aun en momentos adversos, ésos que se dan en sequía o en inundación, en abundancia o escasez,
teniendo siempre y por siempre la
disposición de cada uno de sacar la
garra de guerreros cuando somos arrancados, entendiendo que esto es ser sacados
de una zona de confort donde sentimos tener
todo y de la que no estamos exentos de quedar sin nada, caminando desnudos en
medio de un entorno agreste.
Todos hemos vivido momentos críticos,
en ellos sentimos vacíos infinitos en el corazón, momentos en que sentimos la exposición
de nuestras raíces, de nuestra piel y donde la manera menos fácil es aceptar y
seguir adelante, se siente como tener un lugar seguro y enfrentar un gran
terremoto, perder todo lo que poseemos no es fácil, teniendo en cuenta que las
perdidas pueden ser materiales o emocionales.
Así las cosas, ante una
ruptura de cualquier tipo en la que se sienta en la profundidad del ser la
distancia, el destierro, es tomar las raíces y tomar un nuevo rumbo en la misma
tierra fértil de la esperanza, del nuevo comienzo y de esa voluntad
irrenunciable para volver a florecer siguiendo nuestro espíritu de supervivencia
ante la acción abrupta y cruel de quien nos arranca el alma.
Comentarios
Así es, buena reflexión amiga!!
Aura.