LINEA DIRECTA/ NACHA NEWBALL
Al enfrentar situaciones de la
vida diaria en las que, obviamente, participan las relaciones interpersonales
que traen consigo roces o choques por la actitud de cada uno de los
participantes, se suele tomar reacciones a cada acción que se enfrenta. Es así
como, una de las posibles reacciones es enfrentar a quien con su actitud nos
incomoda, es la forma más digna de actuar, entre tantas que aparecen en la
baraja de reacciones.
La línea directa para
interactuar tiene muchas ventajas, dentro de las cuales, al reflexionar, nos
producen una sensación de bienestar, de comunión con nuestro entorno cercano, de
comprensión y empatía. Al escuchar razones, se puede analizar y usar los
zapatos de los demás nos conlleva a un viaje por los altos y bajos que se
suelen pasar en medio de la rutina diaria. Una vez lograda la comunicación, se
sabe de primera mano el contexto de la actitud y la reacción no es disruptiva.
Cuando la línea es indirecta,
surgen muchas situaciones adversas que, no solo lesionan, también, llevan un
conjunto de reacciones esperadas o inesperadas de cada persona que participa,
es así como un pequeño paso hacia adelante, para conocer las razones de cada
acción, se convierten en heridas que van a terminar en una falla profunda en la
comunicación y en la posibilidad de una acción de mejora de cada uno de los
participantes en el hecho.
La línea directa demuestra
respeto, honestidad y lealtad hacia nuestro valor como persona y al trato digno
de cada receptor de nuestras acciones.
Las piedras angulares
para un éxito equilibrado son la honestidad, el carácter, la integridad, la fe,
el amor y la lealtad. (Zig Ziglar)
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