ÁLGEBRA DE BALDOR/ NACHA NEWBALL
Problemas y ecuaciones, es lo que vas a encontrar en un libro que marcó un hito en la historia de muchos que, con agrado o desagrado, encontramos en él la esencia matemática de la vida.
Ese libro, lleno de retos,
funciones a veces laberintos para resolver y buscar soluciones precisas a
problemas concretos, nos da la posibilidad de decirle a la vida: recibido el
problema, plateada la ecuación, está la solución.
¡Simple!
No soy muy buena en las
matemáticas, al enfrentar el mínimo planteamiento de problemas, entro en una
angustia de gran alcance. Así es la vida diaria, angustias, miedos y temores
que, se sobreponen y no dejan pensar, analizar y mucho menos reflexionar sobre
el camino a la solución.
Ante esto, saber que el problema
existe, es dar el punto de partida, desechar la presión, es decir, adiós a la
falta de aire en los pulmones, a la sensación de pesadez y opresión en el pecho,
es oxigenar el alma por un instante, cerrar los ojos, analizar el panorama, es
ir despacio sin prisa y dejar de lado el juicio al culpable, sumar el
aprendizaje sabio de la experiencia y multiplicar con sabiduría.
¿Fácil?
Para nada fácil, sano si, sano
super sano valorar la capacidad que se desarrolla con el tiempo para resolver
cada ecuación por compleja que sea.
Para solucionar cada problema
inicia respirando, cierra los ojos, abre tus sentidos y conéctate a la solución,
desconéctate de la conmoción.
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