ENTRE OSCURO Y CLARO/ NACHA NEWBALL
De tanta información que llega
a nuestras vidas, a través de redes sociales, encuentro una frase que en
primera instancia me impacta, luego, me conmueve. Se trata de algo que en
apariencia es anónimo: “La oscuridad más terrible no es la que te rodea sino la
que te habita y la luz más bella no es la que te ilumina sino la que se asoma
en tus ojos, desde adentro”.
Empiezo por tratar de
comprender la profundidad de las palabras que han llegado en un momento curioso,
en el que, siento tanta oscuridad como claridad. Estoy en la ventana, observo
la belleza del sol que, con su intensidad se va camino al ocaso y pienso en la oportunidad
perdida de una foto majestuosa, de la posibilidad de captar las imágenes más
nítidas y que a esta hora, se hace más fácil caminar para degustar del paisaje
que ofrece el atardecer, sin embargo, dentro de mi yacen lágrimas no
estrenadas, dolores no resueltos y heridas a medio coser. La luz de afuera
contrasta con la oscuridad de mi ser.
En medio de todo, en un
arranque de alegría, momentos vividos provocan una gran sonrisa que podría
rayar en carcajada, instantes que añaden luz y brillo a mis ojos y, la inquieta
fuerza que declara dentro del alma que me dice “sé luz, sé libre, renace”, en esa
fracción de segundos, sale una lágrima de mis ojos y pienso en la certeza del
tiempo vivido, frente a frente al presente, al tiempo que vivo, eso me da una
sensación de arrojo, de decisión hacia vivir y sentir que vivo plenamente sin
la atadura de mi lado oscuro.
¿Quién puede detenerme en la lobreguez
de mi emoción?
La razón, esa que motiva el
combustible de mi motor y me da elementos para pisar firme en la claridad
interna de mi ser, esa que se expresa en los anhelos profundos de mis versos y
que, ilumina mis pasos a través de dos luceros…
Entre oscuro y claro, prefiero
enfocarme en la vida que da… el brillo de mis sueños.
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